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jueves, 15 de diciembre de 2011

Inflación y dólar,ENTRE PINOCHOS Y el doble comando que nadie puede controlar por mucho tiempo



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LOS PINOCHOS RECONOCIDOS SON MORENO, Y LOS NUEVOS MINISTROS
MAS TODOS LOS DIPUTADOS Y SENADORES DEL FPV QUE JURARON Y
NOS MIENTEN COTIDIANAMENTE COMO SI FUERAMOS TARADOS...

Patear con las dos piernas. ¿A quién no le gustaría? Uno podría perfilarse de zurda, y, una vez formada la barrera en el tiro libre, a último segundo, casi en distraído, hacer el giro, ponerse para darle con la derecha e incluso intentar la comba por afuera. Podría, también, ceder a la tentación de la rabona, aunque más no sea de vez en cuando, con el resultado arriba. Pero lo que sin duda no puede, es hacerlo con las dos piernas a la vez. No va con la ortodoxia futbolística. Ni con la realidad.
Mercedes Marcó del Pont tiene ese problema. No, no es que quiera brillar en un campo de fútbol. Es que para controlar la tasa de inflación y el dólar al mismo tiempo, y –sobre todo– para hacerlo de manera constante, todavía no ha podido encontrar la forma o, en todo caso, la forma es la de los malabares, que favorece la disociación (pero sólo mientras uno mantiene el equilibrio). En rigor, bajo un escenario doméstico como el actual, y llevado a nivel planetario... nadie ha podido.
La evidencia más clara tuvo lugar en los últimos meses, cuando se trató de congelar el valor del tipo de cambio pero hubo que salir a vender u$s 6.000 millones de reservas. Después, las expectativas hicieron lo suyo, al tiempo que la inflación avanzó sin reparos, más fogoneada por la expansión monetaria que por el dólar.
Es que en 2011 todo cambió. En los períodos anteriores, los superávits gemelos daban margen para mantener un tipo de cambio estable y a la vez sostener bajas tasas de interés. Pese a la inflación, para los inversores, estos rendimientos eran atractivos en dólares y de este modo se fogoneaba el alza de los depósitos. Sin embargo, ahora, sin superávit financiero y con el saldo comercial cada vez más chico, la situación es otra. La percepción de que el Gobierno dejará subir la divisa en el mediano plazo llevó a cancelar los depósitos y emprender el camino de la fuga: aprovisionarse de dólares a la espera de una cotización alcista.
El resultado es conocido: el BCRA lleva perdidos u$s 6.000 millones (recuperó u$s 1.000 millones), lo que marcó un descenso de sus reservas hasta los u$s 46.000 millones. En el mercado se estima que en 2011 la salida de fondos bordeará los u$s 22.000 millones.
Sin embargo en todo momento, la inflación nunca mermó. Es más: lo que pasa por estos días con el tipo de cambio y su relación con la inflación remite a muchos a repasar lo ocurrido en los 80, cuando la suba de los precios obligó a poner en práctica la maquinaria de la experimentación cambiaria. Finalmente nada sirvió y fue Domingo Cavallo el que barrió con todo, aunque después lo barrieron a él.
Pero si las expectativas parecen ser el problema, ¿por qué no tratar de controlarlas? La pregunta que sobrevuela es si los objetivos de política monetaria del BCRA tienen el lugar y la discusión que debieran. La otra, más importante, es saber si esos objetivos de política monetaria existen. Para el BCRA, todo parece ser las grandes variables, nada de sintonía fina y mucho menos, metas de inflación. Sin embargo, la inflación sigue siendo el problema. La tasa acumulada para el año ya supera 22% en el año (según el Congreso) y la del Indec difícilmente supere el 10%.
Hay quienes sostienen que el impacto y la reducción en el alza de precios podría venir en 2012 de una discusión salarial seria (y con techo) o incluso de una desaceleración en la demanda del mercado interno. Incluso que la suba de tasas –hoy en 20% anual para los plazos fijos mayoristas– también haría lo suyo. Sin embargo, algo de presión permanecerá gracias a la quita de subsidios. Y por otro lado, y lo que es más importante, la falta de un plan que reconozca la inflación –la verdadera– y que atienda uno de los puntos más importantes, la expansión de la cantidad de dinero, también aportará lo suyo.

EN DEFINITIVA SON UN ASCO..PORQUE LAS FIESTAS LAS PASARAN LOS MAS POBRES
COMO DE COSTUMBRE.

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